Proyecto Rapvívoros

Miraba la estantería, reflexivo. Su gesto denotaba cansancio. Vídalogia, Quimera, El testimonio libra... Sus discos favoritos. Había pasado años descifrándolos, empapándose de las elaboradas letras y sonidos originales que le ofrecían. Y para qué, pensaba. Sólo era un actor frustrado con gustos raperiles. Candidato errante, deambulaba de casting en casting sin obtener llamada alguna. No querían chicos cultos, buscaban músculo y pocas luces. El Rap era su vía de escape. Invertía el escaso tiempo libre del que disponía en lo que sería una obra única. Lo nunca visto en Spain. Una oda contra el sistema encriptada en frases llenas de referencias culturales con forma de flows variados, flotando sobre ritmos abstractos que bebían de incontables estilos musicales. Todo realizado por él mismo. Pero las ganas de seguir se pudrían lentamente.

Apartó la mirada del puro de Tremendo y se dirigió al ordenador. Era un tipo joven. Una barba negra cubría su tez morena. Se sentó y tecleó. Minutos después pronunció en alto: "No me jodas". Mientras lo hacía, en la pantalla varias siluetas gesticulaban de manera ridícula y exagerada. Esos tíos vivían del Rap. Su cabeza se llenó de pensamientos resignados, violentos, tristes. Pero en cuestión de segundos alguna conexión cerebral hizo que una idea se iluminara. Ésta borró gradualmente todos los pensamientos negativos y vertió otros ligeramente esperanzadores. Se rasco la barba, ensimismado."¿Por qué no?"

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Chillaba y lanzaba por los aires todo lo que encontraba. El escuálido chico pasaba por uno de sus habituales ataques. Sufría un extraño retraso mental de agresivas consecuencias que los médicos no sabían como calmar. Su hermano estaba atrincherado detrás del sofá. Por experiencia sabía que era lo único que podía hacer, esconderse y esperar. De pronto los alaridos cesaron para dar paso a un llanto de similar nivel sonoro. Paco salió de su refugió."Cálmate, Borja". Le volvió a colocar su gorro de lana y tras llevarle a la cama se dispuso a ordenar el salón. Sonó el teléfono. Era Jorge aka Morenasho, su compañero de trabajo. "Mierda, todavía no tengo escritos los versos para la colabo de su puto disco", pensó. Levantó el auricular y un gesto de extrañeza se dibujó en su cara tras unos instantes escuchando la voz del otro lado. "No te entiendo tío, mañana lo hablamos en el curro. Sí, Borja la ha vuelto a montar. OK. Peace".

A la mañana siguiente seguía sin entender nada. Su homie le contaba cosas de un estudio sociológico enfocado al público de Rap español. "De verdad, Paco, esto puede funcionar", decía Morenasho continuamente. "Es lo que ellos quieren. Lo he estado pensando y creo que voy a dejar de lado mi LP para centrarme en esto al cien por cien". Paco no daba crédito. Su amigo le estaba pidiendo que se embarcara junto a él en un proyecto cuya meta era conquistar a los oyentes quinceañeros que formaban la masa rapper del país. Morenasho, aquel chaval inteligente que se tragaba películas de Kubrick para dar a las canciones un toque surrealista. Intentó disuadirlo de aquella locura: "Mira More, la fatiga del proceso creativo está haciendo mella en ti. Vamos a tomarnos unas cañas y nos olvidamos del puto Rap por un rato". Pero Jorge insistía:"Tengo la fórmula".

Días más tarde los dos trabajaban codo a codo en la identidad del nuevo grupo. Morenasho había convencido a Paco después de horas de conversación. "La 'vida Jay-Z' a la española se consigue con mi plan. Lo tomas o lo dejas". Aquello fue el toque de gracia en la persuasión.

"El nombre del grupo tiene que llevar la palabra 'Rap'  por cojones. Cuanto más absurdo y predecible sea todo, mejor. Hazme caso". More tenía las cosas claras. Se le veía ambicioso e impaciente. "Rap-nosequé. Es la clave". Cavilaron en silencio hasta que Borja, también presente, soltó: "Rapvívoros". El rostro de Morenasho se iluminó. El jodido subnormal había dado en el clavo. 

Borja entró en el equipo. More pensó que necesitaban una especie de mascota, a los chavales les encantaría. Rapear era lo de menos, con un poco de práctica saldría del paso. Comenzaron  una dieta estricta de contenidos basura para la mente. Dejaron de ver monólogos de Dave Chappelle para consumir una ración diaria de El Hormiguero. Se deshicieron de los discos de culto que poseía Morenasho y descargaron toda la discografía de los elegidos para ser el referente absoluto: Duo Kie. 

La cosa marchaba. En pocos meses empezaron a grabar vídeos."Tenemos que parecer gilipollas. Una especie de Jackass sin gracia". Las dotes de actor de Morenasho hicieron aparición para convertirlo en el perfecto primo. El retraso de Borja, en este ambiente infantilizado y falto de dignidad, era puro talento natural. 

Pasaron varias semanas agotadoras escribiendo textos extremadamente vulgares. Eliminaron cualquier resquicio de vergüenza que pudieran tener. Se convirtieron en soldados del tópico. Lanzaron a la Red unos cuantos vídeos, logrando comentarios de apoyo escritos por púberes. Dichos críos suponían el cumplimiento de la primera parte del plan. Pero faltaba la otra. ¿Dónde andaban esos cabrones? Se estaban retrasando. Sin ellos todo habría sido en vano.

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Soñaba con hoes y cash. Kanye West le guiñó un ojo después de dejarle en una suite a solas con Kardashian. A continuación P.Diddy apareció vestido de botones para posar una botella de Ciroc sobre la mesilla y salir bailando de la habitación. Morenasho iba a abalanzarse sobre Kim cuando ésta se transformó en un adolescente lleno de granos. "¡¡Damn!! Qué pesadilla más jodida". Se sentó en la cama mientras se secaba el sudor de la frente con el antebrazo. "Y si el proyecto no funciona... qué coño voy a hacer. Lo he dado todo. No me queda nada más. Creía que era infalible..."  Un pitido interrumpió el ciclo de su pensamiento. El ordenador. Los vídeos del DVD de Duo Kie habían terminado de bajarse. Se levantó desganado y con un movimiento de ratón eliminó el salva-pantallas. Estaba hasta los huevos de esos dos caretos. Se metió en hotmail por rutina, sin esperar nada. Vaya, nuevo correo. "Spam, fijo". Pulsó con el cursor la carpeta naranja y observó algo que humedeció sus ojos. Tres letras que representaban el éxito de su proyecto: BOA.