Tony rockeando Fila |
Si cumplo algún tópico rapero, ése es mi gusto por el gangsterismo. Algo que ha quedado patente por aquí en varias ocasiones. Y como buen aficionado a las historias sobre crimen organizado, ya sean reales o ficticias, tengo al hijoputa de Tony Soprano en un altar.
El pasado 19 de junio murió el hombre que le dio vida: James Gandolfini. Un actor con varios papeles de calidad en su historial, pero que será recordado por su increíble trabajo en Los Soprano.
Soprano es la personificación del macho alfa. Esto se aprecia mediante la presentación de su carácter dominante en escenas de todos los colores, incluyendo los comentarios sobre él de la gente de su alrededor. Secundarios hablando de su extraño atractivo para las mujeres o la inteligencia que contribuye a una previsión de los acontecimientos muy ventajosa. La lista de virtudes de Tony es prácticamente la misma que le gustaría poseer al rapper medio, el cual se las atribuye sin pudor en canciones. Para ello es corriente compararse de manera directa con un mafioso ilustre. Antonio Montana suele ser el elegido para dicha comparación. Pero últimamente escucho muchas alusiones a Benny Blanco. Bah. El colmo del mal gusto en la elección de referentes. Montana por lo menos tiene carisma, Blanco es sólo la sosa y minúscula némesis del gran Carlito Brigante, por muy mal que acabe el personaje de Pacino en sus manos.
A la personalidad de macho alfa de Tony Soprano se le suma un torrente de penurias, dudas existenciales y decisiones dolorosas que lo humanizan hábilmente. Siempre he pensado que lo que hace a un personaje atractivo para el público es que sufra mucho o que sea el puto amo. O las dos a la vez, claro está. Identificarse y admirar.
Es un tipo gracioso y simpático, autoritario y astuto. Un padre de familia. Y un asesino sin piedad. Pero esto último queda en segundo plano, se acepta, no elimina la admiración del espectador, porque se trata de ficción. Si algo positivo saco del cabrón de Soprano, son sus ramalazos anti-queja, como los discursos que da al mierdas de su hijo o la añoranza del modelo antiguo de tipo duro.
En el capítulo La parte carnosa del muslo, se hace una divertida crítica al tantas veces ridículo mundo del Rap. Tony coincide en el hospital con un pez gordo de la industria rapper, que ha recibido siete disparos. Aquí le tenemos mostrando respect al auténtico OG: