Películas rappers

Retratos del artista intentando escapar de la mala vida (Slam, 8 mile, Hustle & Flow, Get rich or die trying), simpáticos clasicazos bailongos (Breakin', Beat Street, House Party), divertidas parodias (CB4, Whiteboyz), entretenidos biopics (Notorious) o engendros cinematográficos (Verbo). Todos ellos utilizan el Hip Hop como elemento en la construcción del filme, de una u otra forma. Pueden considerarse películas rappers. 

Existen cuatro films rappas que sitúo por encima de los mencionados. Un cuarteto que ha conseguido que negros habitantes del ghetto se acomoden entre vaqueros y mafiosos en mi top de películas. Hablo de Do The Right Thing, Clockers, Boyz N The Hood y Ghost Dog.

Aviso de que a partir de aquí el artículo contiene spoilers de las cuatro películas.

Do The Right Thing es la obra clave de Spike Lee. Muestra la vida en un barrio de Brooklyn poblado por personajes inolvidables. La película arranca mediante los títulos de crédito característicos de Lee:

                                            

Rosie Pérez bailando apasionadamente Fight The Power, canción de constante presencia en el film gracias a Radio Raheem. Su boombox es como una parte más de su cuerpo. El robusto joven es un espíritu vagando por el barrio continuamente, ambientando cualquier situación con el himno de Public Enemy. Protagoniza varias escenas míticas, aunque hay una que quizás no pertenece a ese selecto grupo y me gusta bastante: la batalla musical contra los latinos. Rap contra salsa. Raheem vence y se va orgulloso. Su obsesión con la canción acaba siendo determinante en el argumento.

El conflicto entre las diferentes razas del vecindario es el tema principal de la película. Racismo entre negros, italianos, puertorriqueños y coreanos. Y el más trascendental es el que enfrenta a negros e italianos. Pino, interpretado a la perfección por John Turturro, personifica el odio puro contra otra raza de su propia especie. Buggin' Out es el que empapa de gasolina la mecha ya prendida de la falta de respeto entre etnias. Este negro iracundo resulta ser igual o más perjudicial para la convivencia que el italiano Pino, pero se excusa en una supuesta búsqueda de justicia. Curiosamente, Spike Lee se comporta de manera similar en la vida real, tocando los huevos con disparatadas acusaciones a personalidades como Clint Eastwood o Quentin Tarantino.

Samuel L. Jackson es Mr. Señor Love Daddy, locutor de We Love Radio, que comenta los sucesos del barrio y los adereza con musicón. Gran momento aquel en el que agradece la existencia a una larga lista de músicos legendarios: 

Mi personaje preferido es Da Mayor, un viejo borrachín que suelta pequeñas porciones de sabiduría. Una de ellas es la frase que le dice al policía preguntón tras un altercado: "those that'll tell don't know, and those that know won't tell". Una versión anti- chivateo de la cita célebre de Lao- Tsé, notoria figura de la filosofía oriental. Juan Solo también la pronuncia: "quien sabe no habla, quien habla no sabe".

Clockers es otra perla en la filmografía del pequeño Spike. Está basada en la novela de Richard Price y denuncia la gran cantidad de violencia en las calles ya desde los créditos iniciales. Los policías están extremadamente alejados de las penurias de la población del ghetto, son fríos y hacen coñas examinando los cadáveres que aparecen rutinariamente. El argumento rota en torno al arrogante camello Strike, personaje que lleva décadas siendo mencionado en canciones. Harvey Keitel hace de Rocco, un detective empeñado en resolver un caso que concierne a Strike. 

En un artículo de hace meses comenté mi gusto por el final de la película, donde se muestra al protagonista visualizando el paisaje con ilusión de infante, montado en el medio de transporte que resulta ser su pasión: el tren. Huye sin nada, a empezar su vida de cero en otro lugar. Pues el inicio también me parece magistral: Strike llegando al parque, comenzando la jornada con el primero de los incontables batidos que se toma durante la película. De fondo se escucha Return of The Crooklyn Dodgers, temaco rompe- cuellos en el que Jeru The Damaja se luce. A continuación viene una divertida discusión sobre rap. Defensores de Chuck D contra admiradores de Kool G Rap, Pac, Wu y Dre. Positivo versus gangsta:

  

El hilo musical tiene mucho protagonismo en Clockers, su volumen es superior a lo habitual. A veces la acción no concuerda en absoluto con él. Llama la atención el videoclip reproducido por la tele del bar en el que Strike se encuentra con su hermano antes del asesinato. Me ha sido imposible encontrar la canción de dicho videoclip en la versión que suena la película, sólo ronda por ahí la versión del CD, que es notablemente peor. Aunque un usuario de Youtube se ha encargado de recortar los fragmentos del clip (ficticio, rodado sólo para la película) y juntarlos en loop sobre el estribillo y dura instrumental de la versión buena:

 

Otra escena dominada por el rap es la que expone mediante un vistoso movimiento de cámara al pijo bajar del coche para recoger la droga depositada en la papelera y a un grupo de niños rapeando. Y no puedo olvidarme de cuando el temible yonki Errol le da al poppin' antes de ser tiroteado por Tyron, mientras suena Outta here de KRS y Premier. Espectacular:

Boyz N The Hood inicia enseñando una cruda estadística: "uno de cada veintiún hombres afroamericanos es asesinado. La mayoría a manos de otro afroamericano". Un joven John Singlenton dirige con talento esta película desarrollada en Los Ángeles. Laurence Fishburne derrocha estilazo interpretando al padre culto y responsable que cree firmemente en la necesidad de unión de la comunidad negra. No soporta ver cómo sus congéneres se masacran entre ellos. El hijo de este es Tre (Cuba Gooding), un chaval inteligente y trabajador, asqueado por el lugar que habita. 

Ice Cube da vida a Doughboy. El perfecto prototipo de gangsta, el contrapunto a su hermano deportista y su amigo Tre. Se pasa la vida trapicheando y vaciando botellas de 40 OZ. Es muy carismático. Sus ocurrencias infantiles e irrespetuosas hacia las mujeres me hacen reír inevitablemente: "-Las hoes también tienen que comer. -Yo no soy una hoe. -Ups, lo siento, bitch".

Por supuesto, no se despega de su pistola. Aquello de "we got a problem here?" es un clásico:

El cabrón conduce un Chevy Impala 63 guapísimo:

No sé si me gusta más que el 64 verde de It was a good day. Cube colabora en la banda sonora escribiendo y produciendo algunos temas, y sobre todo por medio de How to survive in South Central. Además, compuso la canción interpretada por Eazy- E que da nombre al film. También participa otra leyenda del Oeste, el grupo Compton's Most Wanted, con Growing up in tha hood. Se dejan oír por ahí más temazos de la talla de Jam on it. 

Esta película es una clara influencia de good kid m.A.A.d city. Kendrick Lamar comparte muchas características con Tre, incluso se compara con él directamente. Es la ruptura con el tipo duro e impasible de generaciones anteriores, representado por el propio Ice Cube.

Ghost Dog es mi película rapper favorita. A la hora de valorar un filme, hay quien aprecia un guión enrevesado, quien que se fija en la composición de las escenas como si de un cuadro se tratase o quien sólo necesita grandes dosis de acción vistosa. A mí una película me conquista a través de los personajes. Y el rostro noble de Forest Whitaker creó uno de mis predilectos: un tío entregado a los designios del código samurai en plena década de los (19)90, cuya casa es un palomar, y que se comunica a la perfección con su mejor amigo aunque ninguno de los dos entienda ni una palabra del idioma del otro. Todo esto a ritmo de rap, su música preferida. Aquí le tenemos bumpeando Killah Priest mientras maneja un elegante Lexus GS400 robado: 

Wu- Tang Clan deja un rastro muy marcado por todo el metraje. RZA se encarga de la mágica BSO. El tema de inicio y sobre todo la hipnótica Flying birds son caviar. Memorable su cameo:

El beat que lo acompaña es RZA Theme. A la vez que coloca un silenciador artesanal a su arma, Ghost Dog escucha  Fast Shadow. En la escena de entrenamiento suena Samurai Theme, y poco más tarde hace aparición la instrumental de Ice Cream, ingeniosamente empalmada con la melodía de la heladería: 

El primero que escupe sobre ella es Timbo King, el segundo Clay Da Rayder y el tercero Deflon Sallahr. El portador del loro es Dreddy Kruger, afiliado a Wu- Tang, igual que Timbo. Ambos son componentes del grupo Royal Fam.

Más guiños al grupo de Staten Island: Ghost Dog juega al ajedrez con su amigo y también lo hacen unos rastas que andan por ahí como extras. El protagonista pasa con el coche (bumpeando Willie Williams)  junto a un antro llamado Liquid Sword, nombre casi idéntico al del clásico disco de GZA.

Pero los más jugosos y recónditos datos los desvela el director, Jim Jarmusch, en esta interesantísima entrevista:"Tenía en mente la idea de pedirle a RZA que compusiera una banda musical para mí. No lo conocía, y no sabía cómo entrar en contacto. Hablé con amigos que viven en el medio underground de Nueva York, medio del que también él forma parte, y al tiempo pude conocerlo. El film ya estaba terminado. Se lo pasé, y dijo: «Me gusta, puedo hacerlo». Luego se fue. Quedé sin noticias durante semanas, sin posibilidades de comunicarme con él, que vive recluido, en una existencia fantasmal, casi como un criminal. Al final me llamó para decirme: «Tengo la música». La cita fue a las tres de la mañana en una camioneta de vidrios polarizados en el centro de Manhattan". Increíble anécdota, RZA viviendo parecido a Ghost Dog.

No menos singular es la siguiente: "el viejo que pone en fuga a su movedizo adversario con una simple patada es un maestro de Shao Lin que vive en Nueva York. Los miembros del Wu- Tang Clan están entre sus alumnos". 

Sonny Valerio, el segundo al mando de la arcaica familia mafiosa con la que Ghost Dog tiene problemas, escucha rap aun siendo un hortera y maduro gangster italiano. Flavor Flav es su MC preferido, y es liquidado mientras goza en el baño con Cold lampin' with Flavor:

Aparecen fugazmente dos grupos de jóvenes cuya indumentaria les revela como miembros de una banda. Unos son los mencionados raperos del parque, vistiendo de azul. Con los otros se cruza Ghost Dog, y llevan vestimentas rojas. Ambos bandos saludan al protagonista con respeto. Son una representación de los Crips & Bloods.

Existen dos discos que contienen la música de Ghost Dog. Uno recopila los tracks del filme, dando prioridad a los beats vírgenes de RZA. La BSO tradicional, se podría decir. El otro no incluye instrumentales desnudas, se centra en cortes rapeados, de los cuales la gran mayoría no se oyen en la película. Entre estos se intercalan skits con la voz de Whitaker leyendo pasajes del libro fetiche de su personaje. Para disfrutar con la esencia del film en formato musical, me inclino ante la primera opción sin dudar.

La película de Jarmusch tiene claros rasgos de comedia. La primera vez que la vi me descojoné al percatarme que Ghost Dog siempre guarda su pistola tras un florido movimiento de brazo, como si estuviera envainando una katana. También posee escenas conmovedoras, como la muerte del personaje principal presenciada por el heladero y la niña. Es un popurrí de géneros y referencias. Ha absorbido multitud de influencias que la moldean extraña pero acertadamente. Me encantan las frases del Hagakure como apoyo de la narración, y todavía más el uso de dibujos animados como reflejo de hechos acontecidos o aún por acontecer. Los libros son objetos clave. Los animales (pájaros, oso, perro) son seres cargados de misticismo. Muy pocas películas me han tocado tanto la fibra como esta.

El Hip Hop es un terreno vasto que otorga al creador posibilidades de sobra para edificar encima. Pero las cuatro películas clásicas que se han analizado no lo utilizan como tema central, sino como decorador omnipresente de historias sólidas, bien contadas. Lo que a mí como frikazo del rap se me antoja un espectáculo grandioso, a un espectador sin ningún interés en dicho género musical puede resultarle un visionado totalmente ameno.